Porque he gritado, he susurrado y me he quedado afónica. Y aún no sé como nuestro amor se hundió, tu dime cuando. Pero es así como te recordare, con tus mejillas rojas, y el latido de tu corazón. Porque el mundo tiene que ponerse mucho más hijo de puta, si quiere verme sufrir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario