Y ahora veo que nuestro amor no era amor, era una forma de disimular tristeza entre besos y caricias que no llegan a ninguna parte. Pero ahora lo veo todo claro, ahora sé que no sirvió para nada, solo fue otra gran lección de la vida que me enseñó a diferenciar entre persona y gilipollas. Porque no hay mal que por bien no venga.
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