viernes, 6 de enero de 2012

Supongo que a veces la gente encuentra a la típica persona que se convierte en tu vida. Necesitas su olor para respirar, su voz para vivir y sus besos para seguir adelante. La droga perfecta que te lleva al jodido paraíso. Pero todo eso termina acabando. Y la caída es un golpe tan duro que rompe en mis cachitos tu corazón. Pero tú le quieres, le quieres de tal forma que intentas explicar cada uno de sus fallos quitándole importancia... hasta que te das cuenta de que eso no funciona así, y cambias. Sí, te das cuenta que el único olor importante es el de tus amigos, que para vivir sólo necesitas gente que te quiera a tu lado, y sus besos... son insignificantes. Piensas en todos los días en los que has estado llorando durante horas, piensas en todas las promesas que te hizo y nunca cumplió. Simplemente quieres superar esa adicción que solo consigue hacerte más daño, para que los mil cachitos de tu corazón se vayan uniendo poco a poco... y lo consigues. Consigues que no tenga un mínimo poder en tu vida, que ya no te afecte nada de lo que él te diga. No sientes nada... o peor, sientes decepción

No hay comentarios:

Publicar un comentario