miércoles, 11 de enero de 2012

De algo estoy segura. No podrá quererle como yo le quería, no podar adorarlo de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos impredecibles en su cara . Es como si solo a mi se me hubiera concedido la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos. Nadie podrá ver nunca lo que yo e visto, ella menos que ninguna.
Ella incapaz de verle verdaderamente, de entenderlo, de respetarlo. Ella no se divertirá con sus dulces caprichos. 

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